Ahora mismo, estamos muy cerca de la navidad y es un tiempo importante para todos los cristianos, porque conmemoramos el nacimiento de Jesús y hay que vivirlo con alegría, pero también con un hondo sentimiento y haciendo un silencio en nuestro interior para recibir al que está muy cerca.
Debemos disfrutar porque viene nuestro gran amigo, vivirlo sin superficialidad y no centrándonos en lo comercial que vemos en nuestras ciudades y pueblos; luces, regalos, adornos de ensueño, comidas. Tenemos que saber cuál es el motivo de nuestra alegría, son las vacaciones o el sentir la liberación que nos trae el mensaje de paz y amor?.
Siempre hemos celebrado estas fiestas en familia, rodeados de intimidad, aprovechando la reunión familiar, compartiendo el gozo de estar todos juntos. Es muy palpable observar que ese gozo, se va deteriorando cada año un poco más, la gente sale de fiesta, las cenas y comidas se hacen en restaurantes o simplemente, nos vamos a la nieve a disfrutar porque son días feriados.
La actitud de los que creemos en el misterio del nacimiento del Salvador, nos debe de empujar a regenerar una sociedad nueva.
Cuando nos sentamos en la mesa, nos olvidamos de invitar al verdadero protagonista.
Intentemos en estos días reconciliarnos entre nosotros, buscar la paz y el sosiego .
Jesús, nos trae luz ante las tinieblas en las que vivimos.....hambre, pobreza, enfermos, ancianos que viven en soledad e incluso abandonados por sus propias familias en la calle.
Que la celebración que conmemoramos, nos evoque la vida que se hizo definitiva para todos.
La vida se hizo presente.