lunes, 27 de mayo de 2024

El Espíritu manda, los hombres no!!

 Estos días, ha saltado la entrevista que el papa ha concedido a un medio de comunicación en el que ha dado un no rotundo a ordenar diaconisas en la iglesia católica.

Ha habido múltiples reacciones como, tristeza, estupor, molestia, dolor, enfado, etc. Confieso que yo me enfadé mucho por sentirme relegada, callada y lo que es más doloroso aún; ignorada.

 El papa dice, que ya somos diaconisas sin necesidad de ser ordenadas.

Yo, nunca he pensado dejar mi iglesia, ni lo haré, pero creo que ya es hora de que las mujeres empecemos muy seriamente a levantar la voz porque nuestra vocación es la llamada de Dios y yo , es al único a quien debo escuchar. Ningún hombre puede ni debe decirnos que no a nada somos personas bautizadas siguiendo las enseñanzas de Jesús. El no puso cánones, ni fue autoritario, nos dejó un sólo mandamiento: el del amor y por lo visto por el mero hecho de haber nacido mujeres, nos dejan en el último plano de la vida. No podemos seguir agachando la cabeza, tenemos que quedarnos y luchar. Nadie pretende dejar a nadie de lado, la iglesia necesita de mujeres y hombres, caminando juntos en el servicio sin discriminaciones. Cada uno de nosotros, somos templos de Cristo, todos formamos la iglesia y la humanidad. 

No se nos puede tratar de esta manera, violando derechos humanos y lo más grave, violando la fé en la que creemos.

Tras el concilio Vaticano II, Parecía que iba a ser un relanzamiento de un cristianismo evangélico, oxigenado por el viento del espíritu, pero ha quedado relegado en la vida eclesial. No hay espíritu, ni vida, ni aliento vital. La iglesia ha pasado a una mera instancia ética , donde todo está dominado por la ley, pero no podemos, ni debemos 

quedarnos en el desaliento, ni en la decepción profunda, no tenemos que ser como en el comienzo del Génesis: somos barro. Tenemos que ser seres vivientes en Cristo.

Tenemos que vivir y llevar la experiencia de la bondad de Dios. Debemos servir a la iglesia orientados hacia los valores y las necesidades y no adorando a ídolos intermedios.

Los primeros cristianos no adoraron al César, así que nosotras tampoco. debemos crear ídolos, ni del poder ni de la misma iglesia. Deus semper maior.

Hagamos y experimentemos el ser evangélicos yendo de la mano por la bondad de Dios .

El espíritu nos manda, los hombres y sus cánones, no.

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Sínodo 2024 ,

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